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viernes, 16 de septiembre de 2011

Sobre el escrito de A. de las Heras : "Rechazo una sociedad en la a la desigualdad se le llama éxito".

Rechazo una sociedad en la que a la desigualdad se le llama éxito.
Una clave de la consistencia de los modelos de sociedad que ha tenido la Humanidad
es encontrar la forma de aceptar la desigualdad entre los seres humanos
sobre la que se levanta la sociedad.
Si no fuera así,
estas construcciones sociales se desmoronarían
por la rebelión de quienes padecen la desigualdad,
que son siempre la mayoría.
Y sin embargo duran siglos.
No hay mejor contrafuerte que sublimar la desigualdad
y encubrirla bajo un valor positivo.
En nuestra sociedad capitalista,
de la acumulación insaciable,
a costa de lo que sea
(de la naturaleza, de los demás),
las profundas desigualdades que genera
se maquillan como éxito.
Debería ser irritante un sistema que genera tal desigualdad,
pero se acepta,
y se aplaude,
porque el poder saltar al otro lado de la brecha,
ancha y profunda
que rasga la sociedad,
se ve como un triunfo.
De ahí que los “triunfadores”
se permitan el lujo de la ostentación de su desigualdad,
porque al otro lado de la brecha
no se encuentran con la sublevación,
sino con la admiración,
y el estímulo para la imitación
y no para el rechazo.
Este es el gran logro del modelo actual:
haber conseguido que las personas
no consideren una obscenidad
la ostentación y generación de la desigualdad,
sino un estímulo.
El modelo de vida está plenamente asimilado:
estamos para mantener el sistema con nuestras ambiciones excitadas
(y a ver si hay suerte y saltamos al lado de los triunfadores),
no para detenerlo con nuestras preguntas de si es un absurdo intolerable.
NOTA: Vi este escrito de A. de las Heras pero ya no lo encuento. Lo pego aquí, y añado yo algo.
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Antonio, me ha estimulado mucho la lectura de tu escrito. Hacía algún tiempo que no pasaba por la plaza de FB. No me he encontrado solo.
La superestructura ideológica en su manifestación de falsa conciencia, o pensamiento invertido del mundo, apuntala la injusticia. No sólo existe una injusticia material sino un modo de pensar inmoral , acompañado de unas relaciones humanas prostituidas . La economía también “fabrica” una forma de entender el mundo a su medida, de asimilarlo a su conveniencia e interés , así, el hombre, alienado en el pensamiento espurio y falsado, es más manejable, más predispuesto a la mansedumbre y a la servidumbre. Pero, al mismo tiempo, el hombre, se sumerge en la falsa felicidad del éxito material, relegando los valores éticos a puros epifenómenos. Los valores morales, ensimismados en cada individuo ( disociados ) no son lo suficientemente fuertes como para trastocar un orden injusto. Es necesario una plasmación ética ( la ética transciende y se abstrae por encima de la moral ) para adquirir rotundidad.
¡ Cuántas veces me he desgañitado con algún compañero de profesión, especialista en tal o cual materia de humanidades!. ¿ Qué significa para ellos el contexto de la obra de Machado, Lorca , Hernández.......;nuestra más que desgraciada historia social; los problemas del 3º Mundo; los de la ecología ....... ?. ¿ Qué enseñan a sus alumnos, a sus hijos....?. Ya sé que el alumnado no tiene que coincidir necesariamente con nuestros puntos de vista, que no hay que adoctrinar, pero, difícilmente es asumible un alma inmaculada, pura y aséptica ante evidencias históricas y de hoy que claman el cielo. Del cielo sólo caen las lágrimas de sangre de los desposeídos.
….Y así es: te irritan y enfadas, porque la sublimación de la desigualdad también cala en el mundo académico( ¡ Tan magnánimo !) . X licenciaturas, doctorados, cátedras.......pueden dar una gruesa capa de saberes, pero no necesariamente de cultura y conciencia. Muchos necios ,con interés, habitan en las bibliotecas. Y no dejas de enfadarte aún más cuando se te acusa de "radical decimonónico" o "de incitación a la violencia" por el simple hecho de cooperar con organizaciones de defensa de los Derechos Humanos. Hay algo despreciable: mantener un pensamiento que justifica la desigualdad, pero es más ruin intentar el desprestigio personal.
Así pues, el sistema imperante, el capitalismo , no sólo se preocupa de producir mercancías ingentes, con valor de cambio, sino también de producir un pensamiento consumidor de productos de éxitos. Los valores profundos, altruistas y solidarios estorban al capital. Así, los valores quedan tapiados por la manifestación externa del cochazo, el palacete, el yate, la posesión del ultimísimo producto electrónico.......
La ideología dominante es la de la clase dominante. Pero no sólo esto: el mismo hombre queda relegado a mercancía. Cuando Gregor Samsa ( “La metamorfosis”. Kafka ) es innecesario como trabajador, se refugia en su cuarto para despertar como un insecto. Pierde la dignidad.
Mis alumnos se afanan en insinuarme que cambie de coche , de móvil....( “ mi padre no ha estudiado y tiene mejor coche que Vd”, se le oye decir ). Es el fetiche de la mercancía en su aspecto admirativo, de la felicidad como tótem mercantil. El alumnado, gran parte de él, también ha asimilado el "valor del éxito": ¡llegan a conocer al profesorado más por el modelo de coche que tiene cada uno que por su propio nombre!
Puede que este modelo de vida esté plenamente asimilado en una masa informe, pero, nuevas reagrupaciones, con perspectivas de otras miradas, permiten decir NO. También la mentalidad de esclavitud y servidumbre fue pragmáticamente productiva, (El Egipto faraónico, La Roma esclavista...., el imperialismo colonialismo del XIX ....) , modelada por las oligarquías y las pseudointelectualidades de la época para su aceptación por miles de años . Se forjaron esquemas de pensamiento platónicos, estoicos , católicos.........para la justificación de lo rentable y exitoso . El remordimiento de conciencia , el complejo de culpa... fue disipado bajo coberturas de sutilezas filosófico-religiosas. ¡ Cristo, Cristo, qué discípulos!. Y, a pesar de todo, hubo rebeliones de los que se negaron a decir siempre SÍ.
Cuando Camus se pregunta qué es un hombre rebelde, responde : “aquél que sabe decir no”.
El conductismo psicológico, aplicado al modo de consumo capitalista , ha conseguido explicar porqué nos movemos, pero no porqué , en más de una ocasión, no nos movemos ( nos resistimos ). Debe haber algo interno, en un lugar muy reducido, pero lo suficientemente fuerte para no ser totalmente asimilado y aniquilado en la cultura del éxito. Una voluntad que se resista a ser participe de un modelo de vida “exitoso”, aunque no dejes de pasar, a los ojos de más de uno, como “tipo raro” , a lo peor insensato o estúpido, porque al pensamiento dominante no gusta que uno tenga su propia fe. ¡ Vivan los hombre insensatos de la inmensa minoría !
Matías C. 

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